Historia y Leyendas
VALLE DEL TAJUÑA
Las primeras referencias de Ambite, han demostrado su vinculación histórica con las tierras orilladas del río Tajuña. Aprovechando las suaves pendientes de los cerros la mayoría de los asentamientos se levantaron en la orilla derecha del río. La bonanza geográfica en la Vega del Tajuña favoreció el asentamiento humano desde hace muchísimos siglos, como lo atestiguan los abundantes restos arqueológicos encontrados. Los más antiguos aparecidos en el entorno del actual Ambite pertenecerían a la época del Calcótico bronce. Los primeros pobladores del valle del tajuña que dejaron algún resto, fueron tribus celtíberas. El valle del Tajuña se ha entendido como una unidad territorial, más allá de su clasificación administrativa, ello es debido a diferentes motivos, el principal por su unidad geográfica, paisajística y medioambiental, la cuál ha ido caracterizando el paisaje, usos, costumbres y trabajos humanos.
PRIMERAS REFERENCIAS
Sin embargo, los primeros antecedentes de lo que actualmente se entiende por Ambite, se tendrían que buscar en la Baja Edad Media (s. XII-XIII) y siempre relacionándola con la localidad de Alcalá de Henares; puesto que, Ambite es uno de los lugares de la “Tierra de Alcalá” de los que se tiene mayor información. En cuanto al origen de su nombre, parece que hay que situarlo en la presencia musulmana en nuestro territorio, en 1124 se cita a la localidad bajo el nombre de Ambith et Balmores. Otros nombres relacionados con la localidad fueron Henbit o Ambid y Embit. Aunque la presencia romana en el valle del Tajuña, es muy notoria, se tiene constancia de las excepcionales vías de comunicación y obras públicas que realizaron, o del nombre de algunos municipios del Tajuña como Titulcia (que conserva el nombre), Tielmes se correspondería con Thermeda y Tagonius se refiere al río Tajuña; no se ha podido evidenciar algún origen latino de nuestra localidad.
LA RECONQUISTA
La toma de Toledo en 1085, por Alfonso VI, en plena descomposición del Califato, va a suponer un punto de inflexión en la estrategia de la confrontación entre árabes y cristianos. La frontera del Tajo se convirtió en un lugar privilegiado y estratégico en las batallas de fines del XI y principios del XII, teniendo como disputa central Alcalá. La posterior ciudad complutense era cabeza del territorio (de la zona comprendida para Ambite y su zona más próxima) siendo conquistada para los cristianos por el arzobispo de Toledo en 1118, años más tarde seria el titular de las tierras, por orden del rey Alfonso VII. Sin embargo el empuje de los musulmanes no ceja y tras la victoria de Alarcos (1195); el monarca Alfonso VIII pide ayuda a las milicias segovianas, como contrapartida en 1190 entrega al Concejo de Segovia, las 19 Aldeas que configuraban la Tierra de Alcalá, Ambite entre ellas. El arzobispo de Toledo, en compensación recibió Talamanca. El tiempo de batalla concluye en 1212 con la victoria castellana en las Navas de Tolosa (Jaén), donde el rey Alfonso VIII consiguió aglutinar bajo sus órdenes a numerosos señores que se oponían a la presencia de los árabes en la península. El arzobispo de Toledo volvió a ser pieza fundamental en esa campaña, y por ello fue recompensado devolviéndole Ambite y el resto de aldeas pertenecientes a Alcalá.
LA VILLA DE AMBITE EN LA TIERRA DE ALCALÁ
Para una mejor administración, las tierras del Arzobispo de Toledo se dividieron por cuartos, Ambite se quedo encuadrada en el Cuarto de Santorcaz ó el de Las Cámaras, en estos territorios el arzobispo poseía algún tipo de residencia. La consolidación, durante el siglo XV, del Común de la Tierra de Alcalá, llevo consigo un fortalecimiento de las aldeas, irán ganando cuotas de autonomía con respecto a la villa de Alcalá. El excelente entorno natural proporciono, una magnifica base agrícola como modo de vida y llevo a nuestro municipio a un importante auge demográfico, hasta el punto de contabilizar casi 200 vecinos en el s. XV. El reforzamiento de las Aldeas respecto a la villa de Alcalá se traduce al final en la obtención de las cartas de villazgo, reconociendo la independencia con la ciudad complutense, pero no en relación al dueño de las tierras que continuaba siendo el Arzobispo de Toledo. Ambite es conocida como “villa” en 1537. Para conseguir la independencia con respecto al arzobispo transcurrieron más de 30 años, en 1578 la villa intentó comprar su jurisdicción para volver a manos reales; pero se le anticipo D. Esteban Lomelín el cuál formó en el antiguo alfoz complutense un magno señorío.
El primer señor de la villa de Ambite, D. Esteban Lomelín un financiero genovés que fue cediendo la propiedad de sus vastas tierras a sus descendientes, hasta que en la segunda mitad del siglo XVI, apareció por estas tierras D. Alonso de Peralta y Cárdenas importante diplomático de la Corona española regida por Felipe II y caballero de la Orden de Santiago. D. Alonso de Peralta y Cárdenas perteneció a una de las familias nobles más destacada de la Corte, su origen se enraíza desde muy antiguo en Navarra, natural de la villa de Peralta, en el partido judicial de Tafalla. Fueron sus padres don Urbán de Peralta Calderón, caballero de la Orden de Alcántara y alférez mayor de Llerena que había heredado el mayorazgo de la casa de Madrid y que casó el 25 de mayo de 1587 con doña Elvira de Cárdenas y Figueroa, natural de Llerena(Badajoz) hermana de don Luís de Cárdenas. El primer vizconde de Ambite fue el mayor de los hermanos. Junto a él nacieron Luís de Peralta y Cárdenas que fue consejero de hacienda de Felipe IV y segundo vizconde de la localidad. Su otro hermano Enrique de Peralta y Cárdenas ocupó cargos de relevancia en la Iglesia Católica, siendo Obispo de las localidades de Almería (1654) y de Burgos (1665). Sus hermanas Beatriz y Juana María profesaron en el Monasterio de Santa Fe de Toledo. Alonso de Peralta y Cárdenas inicia su carrera diplomática en la ciudad de Nápoles, primero como regente de la vicaria y más tarde como ministro de los Consejos de Estado y Guerra. En su regreso a España jugó un importante papel en la política exterior con los Austrias. Formo parte del Consejo de Indias y posteriormente fue nombrado Embajador en Inglaterra, siendo el artífice de los tratados de paz con Oliver Cromwell el 21 mayo de 1655. La importancia de su gestión fue recompensada nombrándole vizconde de Ambite, situó al municipio dentro de los lugares de reposo y de descanso de la corte, debido al entorno natural de la localidad. En 1664 se concede el título de marqués de Legarda a los descendientes de Alonso de Peralta y Cárdenas y de aquella fecha data el palacio que hoy se alza en Ambite.
EL TAJUÑA Y LA INDUSTRIALIZACIÓN
El río Tajuña ha sido durante siglos el gran dinamizador de las actividades productivas del municipio, gracias a su fértil vega, se consolidó un importante movimiento agrícola y ganadero que ha sido la fuente de riqueza en Ambite. El Tajuña fue también objeto del incipiente desarrollo industrial del siglo XVIII. D. Juan de Goyeneche importante señor de la zona, renovó el sentido de molinos y batanes, impulsó toda una industria textil y papelera en la comarca, permitiendo un desarrollo económico y social. En Ambite se construyeron 4 molinos y una fábrica de papel. El río vuelve a ser testigo de otro avance industrial muy destacado, a finales del XIX. Se inaugura la vía férrea que une Madrid con Arganda, el tren que popularmente se le conoció como “el tren de Arganda que pita más que anda”, cuyo recorrido paralelo al río Tajuña, transportaba los productos agrícolas recogidos en los pueblos de la Vega con destino a Madrid. Los viajes finalizaron definitivamente en 1968, los antiguos carriles que unían los pueblos de la Vega del Tajuña, han cambiado los rieles de hierro por una pista roja que permite seguir disfrutando del valle, son las Vías Verdes.
NOTAS DE UN AMBITE ACTUAL
Durante la segunda mitad del siglo XX, la despoblación rural fue muy aguda en las zonas rurales próximas a Madrid, la expansión de la ciudad necesitaba de mano de obra y ofrecía mayores oportunidades que los entornos agrícolas y rurales. Sin embargo, el vacío poblacional del sureste madrileño se ha convertido en una nota característica a lo largo de todo el siglo XX. A principios de este siglo se puede comprobar como, paulatinamente, se esta recuperando el pulso demográfico, gracias a los nuevos procesos residenciales y al fenómeno migratorio. La conjunción de importantes entornos naturales que se dan cita en Ambite, por un lado la Vega del Tajuña y por otro la Alcarria de Madrid, brindan un escenario de oportunidades y conservación, bajo el prisma de un desarrollo integrador, que deben ser las bazas de la localidad de Ambite para el futuro.
LEYENDAS
Ambite es una localidad rica en ellas, aquí rescatamos dos historias que están íntimamente ligadas al municipio de Ambite.
La Leyenda de la Cruz de Ambite.
La leyenda cuenta, que un caballero cabalgando por estos parajes en día clareado, vio que el cielo se cubrió de oscuras nubes, presagiando un violento
chaparrón, puso a trotar al caballo, de pronto un fulgurante rayo hizo perder el control del jamelgo encaminándose hacía el barranco.
Al llegar al precipicio, una peña evitó la caída. El caballo clavo una pata en la roca y quedó rígido como una estatua marcando limpia y definida la huella de la herradura.
El hombre no dio crédito a lo sucedido y exclamó:
-¡Válgame la Cruz de Ambite!
Lo primero que hizo al descabalgar fue colocar una cruz de ramas para dar gracias a Dios. Bajo corriendo al pueblo para contar lo ocurrido a las gentes del lugar y rezó a la Virgen, prometiendo ir a Tierra Santa para recuperar un trozo de la Cruz de Cristo. Años más tarde cumplió su palabra; la reliquia se puede observar el 3 de Mayo fiesta de la Santísima Cruz.
Juan Miguel Sánchez “El Valle del Tajuña”.1991. Pág.88
Una Encina de Leyenda.
Otra de las leyendas que acompañan a nuestro municipio desde tiempo inmemorial, es la de la Encina. Cuenta que en sus bellotas se encuentra escrito el futuro de las parejas.
“En la Edad Media un guerrero venia a sentarse a la sombra de la encina en compañía de una hermosa doncella. Un día marchó a la guerra el caballero y desde entonces todas las tardes venía a llorar la doncella al pie del árbol, y después tocaba una rama. Paso mucho tiempo sin tener noticias de él y volvió a llorar a la encina, pero ya sin esperanzas de verlo. Las ramas que tocó en el primer tiempo dieron desde entonces fruto dulce y las restantes fruto amargo”.
“Mezcladas en el suelo, la tradición afirma que la felicidad de los novios depende del sabor de estos frutos”
López Lillo, M. Rivas y J. Araujo “Árboles … ”.1997